domingo, 10 de agosto de 2014

El Sacro Imperio, Westfalia y la división de Alemania

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Probablemente Alemania sea la estructura política occidental europea más antigua. En el año 843 el Tratado de Verdún dividió el Imperio Carolingio entre los tres nietos de Carlomagno. Dicho tratado supuso el reparto equitativo del Imperio, al tiempo que rompió la unidad del mundo carolingio para hacer frente a normandos, musulmanes y eslavos. En principio, Carlos el Calvo gobernaría las tierras más al oeste (la denominada Francia Occidental, germen de la futura Francia); Luis el Germánico pasaba a reinar sobre los territorios más orientales (la Francia Oriental, identificada con el reino de Germania); Lotario se reservaba un largo corredor (Lotaringia) que iba desde Frisia (actualmente parte de Holanda) hasta los estados papales del sur y en el cual se ubicaban las dos capitales imperiales: Roma y Aquisgrán (o Aachen)


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Veamos que sucedía en la parte oriental del imperio (la denominada Francia Oriental), la cual incluía los ducados de Alemannia, Baviera, Sajonia y Turingia, así como las marcas danesa y eslava. Desde su emacipación del Imperio Carolingio existió una monarquía electiva en los territorios germanos: el monarca era elegido por votación, donde los electores y los candidatos eran generalmente príncipes alemanes. ¿Qué significaba esto? La clave del poder no residía tanto en el monarca y sí en los principados. Los principados agrupaban a varios condados bajo la autoridad de un príncipe o duque que implicaba una política de defensa común e incluso un cierto sentimiento de identidad nacional. El príncipe reconocía al rey, de quien recibía su principado en forma feudo, pero tenía completa autonomía para establecer su autoridad. Obviamente esto provocaba ciertas tensiones entre la Monarquía y los distintos Principados. 

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Otón I es coronado con el título carolingio de Rex et sacerdos en 936. Su victoria ante los húngaros le dotó del suficiente prestigio entre los nobles alemanes y la jerarquía eclesiástica para afianzar (e incluso centralizar) el poder. Fue coronado emperador en 962: nacía el Sacro Imperio Romano Germánico. En principio, el Sacro Imperio permaneció como una institución electiva en la cual se sucedieron distintas familias dinásticas a lo largo de la Edad Media (Sajones u Otónidas, Hohenstaufen, Habsburgo). Durante ese periodo, las tensiones, las diferencias de criterio e incluso las guerras entre el Papado y el Imperio no harían más que sucederse (más detalles sobre su relación con la Iglesia aquí). ¿Quienes podían elegir al emperador? El aspirante a la coronación imperial era elegido por los príncipes alemanes como Rey de Romanos. Una vez coronado como Rey de romanos en Alemania, debía ir a Roma para ser coronado emperador por el Papa. En 1356 los siete príncipes electores eran los arzobispos de Maguncia, Tréveris y Colonia, el Rey de Bohemia, el Conde Palatino del Rin, el Duque de Sajonia y el margrave de Brandeburgo. Entre 1621 y 1648 se eliminó del colegio electoral al Conde Palatino del Rin. Desde 1623 se creó un nuevo electorado para el duque de Baviera, que se extinguió en 1777. En 1692 se creó para la casa de Brunswick-Lüneburg (Hanover) el noveno electorado, que no entró en el colegio electoral hasta 1708. Entre 1706 y 1714, los electores de Colonia y Baviera fueron excluidos. En 1801 se extinguieron los electorados de Tréveris y Colonia. Y en 1803 se crearon cuatro nuevos electorados para Wurtemberg, Baden, Hesse-Kassel y Salzburgo (que nunca votaron). El Sacro Imperio desapareció formalmente en 1806.

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En el siglo XVI las cosas van a cambiar sustancialmente para el Sacro Imperio. Dentro del Imperio, desde 1438 quienes acceden una y otra vez a la corona es la Casa de Habsburgo. En 1519, a la muerte de su abuelo Maximiliano I, Carlos V fue elegido como su sucesor por los siete grandes electores del Sacro Imperio Romano Germánico. Sus enemigos –desde los reyes de Inglaterra y Francia hasta el papa León X, y otros príncipes alemanes– no pudieron hacer nada frente al dinero con el cual los ministros de Carlos sobornaron a los electores. ¿De dónde salió el dinero? Una serie de muertes familiares convirtieron previamente a Carlos V por motivos de herencia en rey de Aragón (1516) y regente de Castilla, la cual había descubierto América. Las Cortes Castellanas de Valladolid reunidas en 1518 así parecen corroborarlo (aquí). Resumiendo cuando murió su padre (Felipe el Hermoso) en 1506, recibió Holanda, Luxemburgo, Artois y el Franco-Condado (condado de Borgoña) a lo que se añadiría Aragón, Navarra, Castilla, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, y los territorios ya conquistados en América que heredó a la muerte de su abuelo materno Fernando el Católico, en 1516. En 1519, por parte de su abuelo paterno Maximiliano I, obtuvo los territorios austríacos de los Habsburgo y fue elegido emperador de Alemania.

Pero donde todo cambia es en Roma. León X (1513-21) para financiar la reconstrucción de San Pedro recurrió a la venta sistemática de indulgencias y bulas. En otras palabras, se podía matar, violar y robar impunemente y no tener pecados si se tenía suficiente dinero para comprar bulas. Paralelamente la mayoría del pueblo vivía en la miseria y no tenía recursos para redimirse de sus pecados. Este hecho provocó la enérgica protesta del monje agustino Lutero desencadenando la reforma protestante (aquí y aquí). 

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En política exterior, Francia se siente encajonada y rodeada por los Habsburgo en Castilla, Aragón, el norte de Italia y el Sacro Imperio. No hay problema, Francia será derrotada y humillada (Francisco I rey de Francia fue hecho prisionero por el emperador en Pavía). Sin embargo, la revuelta luterana sobrepasó a Carlos V. La mayoría de los príncipes alemanes abrazaron el luteranismo para apoderarse de los bienes de la Iglesia y de los monasterios. Napoleón llegó a decir que si el emperador Carlos V se hubiera puesto a la cabeza del protestantismo habría conseguido la unidad de Alemania. No fue así y prefirió decantarse por el catolicismo y la Monarquía Hispánica. Tras la abdicación de Carlos V la Corona imperial pasó a su hermano, madrileño y educado en España, Fernando I (1556-1564). 

La revolución luterana no consiguió una unificación estatal. En vez de fabricar una nación, acabó produciendo multitud de principados y territorios autónomos con distinta religión. El conflicto religioso se cerró con la Paz de Ausburgo (1555): la religión del príncipe se convierte en la de su Estado. ¿Qué implicó? Los príncipes y señores vieron fortalecido e incrementado su poder en sus territorios, mientras que la autoridad del emperador pasó a ser algo meramente formal. Fragmentación del poder en los territorios alemanes frente a la centralización del mismo en Francia, Suecia, Inglaterra y la Monarquía Hispánica.

Se produce un intento de cambiar esta situación con Fernando II (1578-1637). El emperador Fernando II utilizando como pretexto la religión católica tiene un objetivo político: fortalecer Austria y dar al Imperio una organización más centralizada bajo los Habsburgo. Aunque el procedimiento de designación del emperador por los siete electores no se discute, el objetivo de Fernando II es convertirlo en un meanismo puramente formal. En este sentido, la Contrarreforma es un intento político de unificar Alemania.

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Sin embargo, Fernando II y por extensión Austria y los Habsburgo fracasaron. Fernando II se embarcó en una cruel Guerra de los Treinta Años con terribles consecuencias para Alemania. Según Parker (The Thirty Years' War, 1997), murieron entre 3 y 4 millones de alemanes sobre una población de 20 millones (más detalles aquí). Además para evitar la unificación alemana, las alianzas militares y políticas se fraguaron independientemente de la fe (por ejemplo, la Francia católica y la Suecia protestante). Tras el Tratado de Westfalia (1648) el Sacro Imperio quedó dividido en 343 estados independientes, sin contar las ciudades libres y las microrrepúblicas. Sus órganos centrales se limitaron al emperador, elegido como antes, y a una Dieta representativa de ese mosaico de principados. No fue todo. Francia como potencia católica y Suecia como potencia protestante tienen un derecho de supervisión en el Imperio: cada una de ellas puede oponerse a cualquier cambio constitucional, a cualquier modificación de las fronteras entre principados y, por tanto, a todo intento de constituir un poder central. El Reich o Sacro Imperio se convierte en una cooperativa de príncipes bajo la autoridad testimonial del más poderoso de todos ellos: el Habsburgo (más detalles aquí). Este status quo se mantendrá hasta 1806 hasta que las Guerras Napoleónicas lo dinamiten.

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A largo plazo, la unidad alemana tendrá que esperar dos siglos bajo los Hohenzollern y excluida Austria. Al final, será el pequeño electorado de Brandenburgo que unido a Prusia conseguirá la unificación alemana. Federico Guillermo (1640-88), Federico Guillermo I (1713-40) y Federico II (1740-83) acabaron convirtiendo a Prusia en un estado influyente en Europa gracias al apoyo de los junckers (aristocracia rural) y la militarización de la sociedad prusiana. Sus objetivos inmediatos, eliminar la influencia de Austria y mirar al espejo inglés: la fuerza económica es el complemento natural del poderío militar. En 1834 se produce la unión aduanera Zollverein. El motor de la unificación alemana será Prusia, la cual se caracteriza por un sistema absolutista, militar y burocrático pero que también apostará por la educación universitaria y la expansión económica. Pero esa es otra historia.

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Para saber más:
Acabo con una cita del libro de Emil Ludwig (capítulo 4) titulado Tres dictadores: Hitler, Mussolini, Stalin. Y un cuarto: Prusia: "Desde hace más de cien años se asombra el mundo viendo a dos Alemanias que, una junto a otra, atraen y repelen al mismo tiempo, de modo constante, a los contemporáneos. ¿Cómo es posible que del país de Goethe, Kant y Beethoven surjan siempre nuevos ímpetus bárbaros que ya no mancillan a ningún otro país, aun cuando sea de menores rendimientos espirituales? La respuesta es simple: todo lo que ennoblece el nombre alemán en el mundo procede de la Alemania no prusiana. Pero, en cambio, todo lo que se designa como peligro alemán es en realidad peligro prusiano".

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