jueves, 11 de abril de 2013

Tratado de Utrecht, 11 Abril 1713


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Hoy 11 de Abril se cumplen 300 años desde que en una pequeña ciudad holandesa, Utrecht, se firmase el denominado Tratado de Utrecht (aquí y aquí) que ponía fin a la Guerra de Sucesión Española. Francia e Inglaterra reconocieron a Felipe V rey de España y al archiduque Carlos de Austria (futuro Carlos VI) como emperador de Alemania. No obstante, ambos monarcas no sellaron la paz definitiva hasta el Tratado de Viena (1725). España perdió Flandes, Luxemburgo, el Milanesado, Nápoles, Cerdeña, algunas plazas de Toscana y Sicilia. También perdió Gibraltar y Menorca que pasaron a manos inglesas. Asimismo Inglaterra consiguió de Francia amplios territorios de lo que es actualmente EEUU y Canadá (Bahía de Hudson e Isla de Terranova). Finalmente Carlos VI lo ratificó en marzo de 1714 en Rastatt y Baden.

A nivel internacional el Tratado de Utrecht supuso dos cosas fundamentalmente: (i) el comienzo de la supremacía económica y/o militar británica y el concepto de mundo anglosajón que impera en la actualidad; (ii) el inicio del deterioro de las estructuras políticas tradicionales (Antiguo Régimen) frente al éxito del parlamentarismo inglés. 
 
Las ventajas comerciales para Gran Bretaña consistieron en que terminó con el monopolio comercial de España en sus propias colonias y monopolizó el comercio de esclavos negros a nivel mundial.

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El tratado de Utrecht debía permitir a Gran Bretaña, en función del Tratado del Asiento de Negros (1713), la venta anual de 4800 esclavos negros en las colonias españolas durante un periodo de treinta años hasta 1743 (en total 144000). Igualmente se permitía, mediante el denominado “navío de permiso”, el comercio directo británico con las colonias españolas por el volumen de mercancías que pudiese transportar un barco de 500 toneladas de capacidad. Podéis leer a tales efectos “Tratado entre a las coronas de España é Inglaterra, tomando esta á su cargo el asiento de negros para surtir á la América española, concluido en Madrid el 26 de marzo de 1713” y el “Tratado de amistad y comercio entre el rey de España y la reina de Inglaterra, concluido en Utrecht el 9 de diciembre de 1713, con inserción del tratado de paz, alianza y comercio de 23 de mayo de 1667” (Cantillo, 1843). Esta ruptura del monopolio español generó numerosas fricciones y acabó desembocando en una guerra colonial hispano-británica (Guerra de la Oreja de Jenkins) en el Caribe entre 1739 y 1748, cuyo episodio más conocido fue la estrepitosa derrota británica en Cartagena de Indias (1741). La firma del Tratado de Aquisgrán (1748), que puso fin a la Guerra de Sucesión Austriaca, prorrogó el Tratado del Asiento de Negros entre Gran Bretaña y España.

En clave interna, más que significar la pérdida de Gibraltar, la cual se prolonga hasta nuestros días (habría que preguntar a los gibraltareños si desean volver), España apostó por una centralización y una concepción jerárquica del estado (Felipe V) frente a la tradición hispana de Cortes, fueros y descentralización política (archiduque Carlos, aparentemente partidario de un modelo más parlamentarista... aunque sería más acertado escribir menos centralista). De hecho, la guerra se prolongó en España hasta la toma de Barcelona el 11 de septiembre de 1714. Posteriormente se abolieron definitivamente los fueros y prerrogativas de los territorios de la antigua Corona de Aragón. La llegada de los Borbones conllevó un intento de centralización administrativa y homogeneización fiscal con el fin de corregir las cuentas públicas. Los Decretos de Nueva Planta (1716) implicaron la supresión de todas las instituciones catalanas, la encarcelación o condena a muerte de los principales líderes, el cierre de la Casa de la Moneda, la supresión de la Universidad de Barcelona y la obligatoriedad del castellano en lugar del catalán. Tales decretos intentaron sin éxito implementar en Cataluña los organigramas castellanos, los cuales eran objetos de numerosas críticas debido a su pésimo funcionamiento. Dicho marco político pretendía convertir a la nobleza -claramente proclive a Felipe V- en el grupo social hegemónico, aunque careciese de una amplia representación social. Sin embargo, la inadaptación de los nuevos ayuntamientos borbónicos fue evidente. La mayoría de las reformas llevadas a cabo fracasaron estrepitosamente. Incluso no deja de ser paradójico que a finales del siglo XVIII se acuda nuevamente al procedimiento insaculatorio para resolver el caos administrativo y los abusos electorales generalizados en gran parte de los ayuntamientos borbónicos. Al final fueron los grupos sociales catalanes más activos (profesiones liberales, hacendados y comerciantes) quienes consolidaron definitivamente el régimen borbónico a partir de 1713. Hacia 1735 el clima político había experimentado una sensible transformación debido a que miembros de la antigua oligarquía local habían iniciado la colaboración con el régimen borbónico.
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Breve cronología Guerra de Sucesión Española 1700-14 en España

1700. El cardenal Portocarrero convence a Carlos II de la conveniencia de testar a favor de Felipe de Anjou, para garantizar a España la cobertura bélica francesa en caso de guerra. Este cambio en la última voluntad de Carlos II hace que entre en liza otro aspirante al trono de España: el archiduque Carlos de Austria.
1701. Alianza de Inglaterra, Holanda, Prusia, Hannover y el Imperio de los Habsburgo contra los Borbones y la unión de España y Francia.
1702. Felipe V emprende con éxito sus campañas italianas contra las tropas del archiduque. Las primeras hostilidades en suelo español comenzaron con la derrota en Vigo (batalla de Rande) de la flota hispano-francesa frente a la flota anglo-holandesa.
1704. El archiduque llega a la Península, a través de Portugal y hostiga Extremadura. Los ingleses toman Gibraltar.
1705. Carlos de Austria gana para su causa todo el reino de Valencia, siendo proclamado rey en Barcelona.
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1707. La victoria en la batalla de Almansa da un giro a la guerra en favor de los felipistas. Esto supuso la caída de Valencia, Aragón y Lleida.
1710. El archiduque toma Madrid y es proclamado rey de España, pero las victorias en Brihuega y Villaviciosa por parte del Borbón le permite recuperar Madrid.
1711. Girona fue tomada en enero. El archiduque Carlos abandonó Barcelona en septiembre para coronarse emperador de Austria.
1713. Se firma la paz de Utrecht. Felipe V renuncia a la Corona francesa, retiene las colonias americanas, pierde sus territorios europeos y además Gibraltar y Menorca (recuperada en 1783, gracias a la guerra de Independencia en EEUU). La guerra continua en Cataluña: Felipe V toma Mataró, Manresa y Solsona.
1714. Una vez convertido en emperador, Carlos VI acepta la Paz de Utrecht mediante la Paz de Rastatt y Baden. La guerra finaliza con la entrada de las tropas de Felipe V en Barcelona, el día 11 de septiembre (al asedio en Barcelona comenzó en marzo de 1713).

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Algunas Recomendaciones:

Albareda, J.: La Guerra de Sucesión de España (1700-1714) (entrevista aquí)
García Cárcel, R.: Felipe V y los españoles
Martínez Shaw, C. y Alfonso, M.: Felipe V

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