martes, 5 de septiembre de 2023

¿Por qué hay guerras en Oriente Próximo? Tratado Sykes-Picot (1916), Declaración Balfour (1917) y Conferencia de El Cairo (1921)


Max von Oppenheim (ficción). Holy War
En mayo de 1916 Gran Bretaña y Francia acordaron de forma secreta como se repartirían el Imperio Otomano (cuyos territorios iban desde el Bósforo hasta el golfo Pérsico), en caso de que ganaran la Primera Guerra Mundial. De esta forma, se aseguraban el control de una zona geoestratégica sumamente importante para el suministro futuro de petróleo. Este tratado se denominó Sykes-Picot (debido a sir Mark Sykes y a François Georges-Picot).

Las implicaciones de este tratado y cómo se llegó a este pacto fueron muy complejas. Veámoslas. A finales del siglo XIX, los alemanes ven prioritario la construcción del ferrocarril Berlín-Constantinopla-Bagdad: una segunda línea debería transcurrir hacia Damasco vía Medina (S. McMeekin, The Berlin-Baghdad Express: The Ottoman Empire and Germany's Bid for World Power, 1898-1918). Se estimaron casi 2,000 kilómetros de longitud. A los proveedores financieros que participaron se les garantizaría los ingresos del transporte ferroviario y los derechos para perforar pozos en busca de petróleo en un margen de 19 kilómetros a cada lado de la línea durante los siguientes 99 años. El ferrocarril comenzó a construirse en 1903 (su finalización se produjo en la década de 1940). Obviamente esto choca con los intereses británicos. La arteria principal del Imperio Británico es el Canal de Suez vital para la ruta marítima hacia la India.

Guillermo II en Jerusalén, original Holy War
El 29 de octubre de 1898 el káiser Guillermo II visita Jerusalén. El Imperio Otomano es un extenso territorio que incluye las ciudades religiosas de La Meca, Medina y Jerusalén, pero el Imperio Otomano que conquistó Constantinopla en 1453 está en decadencia -tras más de cuatro siglos de existencia- y atraviesa graves problemas financieros. En agosto de 1914 comienza la Primera Guerra Mundial. Los servicios de inteligencia alemanes piensan que si los musulmanes se rebelasen obligaría a ingleses y franceses a retirar tropas del frente europeo. 

Alemania y la Jihad. The Telegraph
Max von Oppenheim (Gossman: The passion of Max von Oppenheim. Archaeology and Intrigue in the Middle East from Wilhem II to Hitler), agente alemán y arqueólogo, entregó al Káiser en octubre de 1914 un documento que apostaba por financiar una guerra santa desde la India a Marruecos. Para ello hay que proporcionar armas de contrabando a la India, hay que incendiar los campos petrolíferos en Bakú (Azerbaiyán) y colocar minas en el canal de Suez (o en su defecto bloquearlo mediante el hundimiento de barcos). Para que este plan funcione se necesita mucho, muchísimo dinero y que el Imperio Otomano colabore. En el Imperio Otomano, un grupo de generales (los Jóvenes Turcos) ha dado un golpe de estado que ha consolidado a Enver Pachá como dictador del imperio (el sultán de Constantinopla se convierte en un títere). En noviembre de 1914 firman una alianza con Alemania. Todo sigue el plan establecido. Ahora falta convencer a los árabes, porque árabes y otomanos no son lo mismo. Siguiente paso. Oppenheim intenta convencer a Faisal (miembro de la influyente familia hachemí), quien reclama dinero y armas para provocar una guerra santa contra el Imperio Británico

Faisal y Lawrence, Versalles 1919. The Guardian
Lo que no saben los alemanes, ni el káiser Guillermo II ni Oppenheim es que desde 1915 se están reuniendo el Alto Comisionado británico McMahon y el emir y jerife de La Meca Hussein  (por cierto, padre de Faisal) con un objetivo muy claro: los británicos prometen apoyo a la independencia árabe si se sublevan contra el imperio otomano. Y lo que tampoco saben los alemanes es que Faisal está jugando a dos cartas. Al mismo tiempo que está en conversaciones con Oppenheim, se está reuniendo con el agente inglés Lawrence de Arabia (Anderson: Lawrence in Arabia. War, Deceit, Imperial Folly and the Making of the Modern Middle East). Al final, Hussein y Faisal se decantan por los británicos. En el verano de 1916 Hussein se vuelve contra el sultán de Constantinopla: combatientes árabes destruyen la guarnición turca de La Meca. Hussein y su hijo Faisal quieren unificar las regiones árabes del Imperio Otomano y expulsar a los turcos. Lawrence de Arabia en nombre del gobierno británico tiene plenos poderes para ofrecer dinero, armas y asesores militares. A finales de 1916 todas las fuerzas otomanas se baten en retirada. En diciembre de 1917 los británicos alcanzan Jerusalén.

Original aquí
Pero hay más. Lo que no se imaginan los árabes, es que los británicos jamás tuvieron intención de cumplir su promesa. El sueño de una gran nación árabe no llegará a culminarse. Una pista. En 1917 Lord Balfour, en nombre del gobierno británico, se muestra favorable a la creación en Palestina de una sede nacional para todos los judíos del mundo. Esto es incompatible con las promesas hechas a Hussein y Faisal. Theodor Herzl fundador del movimiento sionista intentó encontrar apoyos entre los alemanes, pero estos priorizaron la construcción del ferrocarril Berlín-Bagdad. Al final, serán los británicos quienes también apoyen la creación de un estado judío. En noviembre de 1918 finaliza la Primera Guerra Mundial. Es hora de la paz y de los tratados.

Mesopotamia Comm. 1921: Churchill, Cox, Bell y Lawrence; aquí
En Versalles, los árabes apenas tienen voz. El 10 de Agosto de 1920 se firma el tratado de paz con Turquía en Sèvres (véase San Remo 1920 y Lausana 1923). Este tratado supuso la internacionalización de los estrechos; la cesión de Tracia oriental (incluida Gallípoli), de las islas Egeas (excepto Rodas) y de Esmirna (con territorio en el interior) a Grecia; Siria y Cilicia a Francia; Iraq y Palestina, a Inglaterra, que obtiene también el protectorado de Arabia; el Dodecaneso y Rodas, a Italia. Armenia logra la independencia. La costa desde Adramut hasta Adalya (Tripolitania) entra en los intereses de Italia. Chipre y Egipto pasan a Inglaterra. El Kurdistán obtiene cierta autonomía. El ejército turco queda limitado a 50,000 hombres. No obstante, será en la Conferencia de El Cairo de marzo de 1921, presidida por Winston Churchill, donde se configure definitivamente el nuevo Oriente Medio. Teniendo en cuenta la correspondencia McMahon-Hussein, el tratado de Sykes-Picot y la declaración de Balfour, la Comisión Mesopotamia trazó nuevas fronteras donde no las había (Siria, Líbano, Palestina), inventó nuevos países (Transjordania, Iraq, Kuwait) y dispersó a los kurdos entre cuatro países distintos. Los trazados geográficos se realizaron sin ninguna lógica ya que las nuevas líneas fronterizas dividieron a tribus y grupos étnicos. 


Veamos como se hizo. El Imperio Otomano estaba dividido en provincias (vilayet) (mapas aquí). En este sentido, la Siria otomana estaba formada por los vilayets de Aleppo, Zor Sanjak, Beirut y Siria-Damasco y los mutasarrifate del monte Líbano y de Jerusalén. Faisal es proclamado rey por el Congreso Nacional Sirio, pero cuando Francia recibe el protectorado y teniendo en cuenta el tratado de Sykes-Picot: Faisal es expulsado. Los franceses dividieron a Siria en cuatro distritos autónomos: Damasco, Aleppo, el territorio alaouita y el territorio druso. En 1925 se proclama la República del Líbano.

Jerusalén c. 1936, original aquí
La Sociedad de Naciones encargó en junio de 1922 a Gran Bretaña bajo el estatus de territorio bajo mandato el denominado Mandato de Palestina. Este mandato comprende los territorios de Palestina y Transjordania. Por lo que se refiere a Palestina, se diseñó considerando los antiguos vilayets de Beirut y Siria-Damasco y el mutasarrifate de Jerusalén. ¿Cuál es el problema de este territorio? Muy sencillo: los británicos prometieron el mismo territorio a árabes y judíos. Los británicos apoyan un futuro estado judío sin impedir los derechos de los no judíos. Sin embargo, la coexistencia pacífica entre judíos y árabes en Palestina no funciona para nada. Prácticamente desde sus inicios los británicos y los judíos se enfrentan a los árabes. Mientras la inmigración judía continúa de forma clandestina, en 1936 estalla una guerra civil entre las milicias judías y árabes que causó la muerte de 5,000 árabes, 400 judíos y 200 británicos.

Transjordania se formó a partir del vilayet de Siria-Damasco, el mutasarrifate de Jerusalén y parte de la península Arábiga. En septiembre de 1922, Gran Bretaña separó del mandato británico de Palestina al territorio de Transjordania. Al frente de dicho emirato, el hermano de Faisal, Abd Allah ibn Husayn. Básicamente constituyen los territorios al este del río Jordán. Desde la década de 1950 cambió su nombre por el de Jordania. Este territorio fue concebido por los británicos como un “estado tapón” por lo que pudiera pasar entre Arabia Central y Turquía (salvando las distancias una especie de Tíbet entre India y China), de ahí que Jordania se convierta en el principal aliado inglés en Oriente Medio. 

Faisal I, c. 1932. Iraq aceptado en la Sociedad Naciones
Las fronteras modernas de Iraq, Kuwait y Arabia Saudí fueron establecidas por los británicos en lo que se conoce como la Convención de Uqair. Iraq se formó uniendo los vilayets de Mosul, Bagdad y Basora que prácticamente coincide con la zona de conflicto actual. En Mosul es donde se concentran los kurdos, en Bagdad los suníes y en Basora los chiíes. Falta un rey. El elegido es Faisal bin Hussein bin Ali al Hashimi (1883-1933), coronado rey de Iraq en 1921 como Faisal I. Primero intentó ser rey de una gran nación árabe pero no estaba en los planes de Gran Bretaña (sir Percy Cox y Gertrude Bell engañaron a Lawrence de Arabia -aquí su propuesta- y a Faisal; escena en la película Lawrence de Arabia). Posteriormente se proclamó rey de Siria, pero fue expulsado por los franceses. Lo único que quedaba libre es Iraq, donde Faisal se esforzó por conciliar a la minoría suní con la mayoría chií e impulsar el panarabismo. Finalmente, una parte del antiguo vilayet de Basora se convirtió en el actual Kuwait (vinculado desde 1899 a los británicos). En suma, no debiera sorprender que el actual Iraq acabe como la exYugoslavia (únicamente se sostuvo mediante la dictadura de Tito), otro gran invento del Tratado de Versalles. 

En la península Arábiga, Abdelaziz Ibn Abderramán al Saud (1876-1953) unificó los territorios de Hejaz y del Nejd tras décadas de una sangrienta guerra civil, coqueteó con los otomanos, se alió con los británicos, creó milicias salafistas (los ikhwan), impuso el fundamentalismo islámico y se autoproclamó primer rey de Arabia Saudí en 1932, con la bendición de Londres.

De iqz. a der. Ibn Saud, Percy Cox y Gertrude Bell (aquí)
Ante esta arbitrariedad en el diseño de fronteras, no parece muy descabellada la leyenda que circula desde entonces: que un inglés y un francés borrachos en el interior de una tienda de campaña volvieron a trazar las líneas de demarcación de Oriente Medio con la ayuda de una regla. Dos ejemplos, que hacen pensar que esta leyenda a lo mejor no estaba tan alejada de la realidad. El teniente Harold Dickson afirmó en sus memorias (Kuwait and her Neighbours, 1956) que una noche de diciembre, el alto comisionado británico en Bagdad, sir Percy Cox, reclamó la presencia del jeque Ibn Saud, que como hemos visto se convertiría en rey y daría nombre a Arabia Saudí. El británico explicó a Ibn Saud cómo funcionaba el mundo. “Fue sorprendente escuchar cómo el jeque aguantó la reprimenda del representante de su majestad, que le trató como si fuera un escolar travieso, antes de decirle que él, sir Percy Cox, sería quién decidiría la línea fronteriza [...] La advertencia de Cox desatascó el asunto. Saud prácticamente se desplomó y de forma patética afirmó que sir Percy era su padre y su madre, que sin su ayuda, que le sacó de la nada, no habría alcanzado nunca la posición que ahora tenía y que estaba dispuesto a entregar la mitad de su reino, si no su totalidad, si sir Percy lo ordenara”. Dos días después, el acuerdo estaba firmado. Una última anécdota. Harry St. John Philby, arabista inglés, desertó del British Colonial Service para convertirse al islam y trabajar para el rey Saud de Arabia. El monarca, que hasta entonces cuadraba su cuenta de resultados con el impuesto religioso que pagaban los peregrinos que acudían anualmente a La Meca, descubrió el valor del petróleo gracias a Philby. Pero además aprovechó la ocasión para jugarle una mala jugada a Gran Bretaña. Harry Philby intrigó hasta conseguir que la explotación del crudo saudí no fuera a manos británicas, sino a Socal (Standard Oil of California), empresa que se transformaría en la compañía estadounidense Arabian American Oil Company, Aramco. Su hijo, Kim Philby (más detalles aquí), acabó superando la hazaña de su padre durante la guerra fría: alcanzó un alto cargo en los servicios de información británicos (MI6) cuando en realidad era un agente doble de la URSS y el KGB (aquí y aquí).

NY Times: How 5 countries could become 14
Casi un siglo después de las decisiones tomadas en Versalles y en El Cairo, las consecuencias no pueden ser más negativas. En la actualidad Oriente Próximo está conformado por Israel, Palestina, Gaza, Siria, Líbano, Jordania, Yemen, Irán, Iraq y las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo, es decir, Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (Abu Dhabi, Ajman, Dubai, Fujairah, Ras al-Jaima, Sharjah y Umm al-Quawain), Bahrein, Qatar y Omán. Esta zona de inestable equilibrio geopolítico produce casi una tercera parte del petróleo que consume el mundo (cualquier guerra incrementa los precios del crudo y esto significa crisis económica en el resto del mundo). Los kurdos siguen sin un estado propio dispersos entre Turquía, Irán, Siria e Iraq. Las tensiones entre Israel, Palestina y Gaza están lejos de finalizar en un territorio que los británicos prometieron a ambos bandos. Los países musulmanes están en contra de la política israelí, pero éstos cuentan con el apoyo de EEUU y la Unión Europea. Arabia Saudí e Irán "se están buscando" desde hace tiempo y probablemente la crisis y guerra en Siria (los saudíes apoyan a los rebeldes, mientras que el gobierno de Bashar al-Asad está apoyado por Irán) es solo el comienzo. En Iraq, los suníes están apoyados por Arabia Saudí y los chiíes por Irán. EEUU es aliado de Arabia Saudí, país de donde sale el dinero que financia a los radicales suníes: Al Qaeda y el ISIS (más detalles sobre su financiación aquí). Sin embargo, estos radicales y grupos terroristas suníes tienen en el punto de mira a los estadounidenses (por cierto, durante la invasión soviética de Afganistán en la década de 1980 los americanos apoyaron a los muyahidines radicales suníes). EEUU podría cambiar de aliado, pero desde la revolución de Jomeini en 1979, estadounidenses e iraníes son enemigos irreconciliables. A pesar de eso, resulta que en Iraq los norteamericanos y los iraníes están apoyando al gobierno chií para evitar el ascenso del ISIS suní. 

En fin, desde el año 2014 muchas gracias a todos los que participaron en el Tratado de Versalles y la Conferencia de El Cairo. Probablemente un nuevo Oriente Medio es necesario.

Para saber más:
La Vanguardia Dossier: El avispero sirio 2014 (nº 52)
La Vanguardia Dossier: Golfo Pérsico 2010 (nº 35)
Documental Holy War producido por ZDF
Antoni Segura: EEUU, el Islam y el nuevo orden mundial (2013) (entrevista aquí).